martes, 16 de noviembre de 2010

Fábula al estilo de Don Juan Manuel - Se dice por ahí

Andaba María tan preocupada, que tuvo que recurrir a preguntarle a su hermano. Jorge, su hermano, era dos años mayor y trabajaba en una gran cadena de hostelería. María decidió llamarle por la noche, cuando hubiera acabado de trabajar.
Así que le llamó más o menos a las doce. A su hermano le sorprendió bastante la llamada.

-Mira,- le dijo ella- ya sabes (porque lo sabe todo el barrio) lo que se dice por ahí de Cristina. Yo al principio pensé que solo eran habladurias y decidí dejarlo pasar. Pero es que parece que Cristina no se entera de nada, que no la importa. Creo que deberia decirle algo, pero no quiero hacerla daño.Te he llamado porque también es tu hermana. ¿Qué debemos hacer?
-Pues...- José se quedó pensando hasta que dijo- Voy a contarte un cuento que te ayudará a pensar, ¿vale?
María creyó que sería mejor que le dijese lo que pensaba sin cuento, pero aceptó porque no había nada divertido en la tele.

" Verás, estaba sentada la rana tomando el sol, cuando de pronto le pareció escuchar una voz detrás de ella. Al darse la vuelta vio que la cebra y la mona parecían divertirse diciendo cosas como:
- Es tan verde y fea, que no creo que encuentre pareja.
-Además, pegajosa y patosa.
-Y es que tiene unos ojos tan amarillos, que podrían iluminar la selva entera.
Hacía semanas que la rana oía cosas de ese tipo, y se entristecía al pensar que todo el mundo se reía de la cocodrila. Pensaba en lo feliz que era la cocodrila, quien no se enteraba de nada, y nunca le contaba lo que se decía por ahí. La cocodrila y la rana eran amigas desde hace  mucho tiempo.

La semana siguiente, cerca de su charca, escuchó la conversación de la ardilla y la serpiente. Está última exclamaba entusiasmada:
- Yo  ya no aguanto más a esa asquerosidad. Hemos quedado en echarla de la comunidad. Mañana a la tarde nos reuniremos.

A la rana aquello le pareció demasiado y corrió a avisar a la cocodrila. Saltó a los árboles cercanos a la charca, pasó la explanada, y  a pocos metros de llegar a la balsa donde estaba su amiga, se topó de cara con la serpiente macho. Le dijo enfadada:
-¡Acabo de escuchar lo que piensa hacer tu serpiente!¡Jamás conseguireis hacer lo que planeais con la cocodrila!

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